Les ordenará, junto a otros 36, monseñor José Rodríguez Carballo, secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, la institución de la Santa Sede en cuyas manos está en este momento la aprobación definitiva del Estatuto del Regnum Christi. LomásRC ha conversado con estos hombres que, como recuerda el P. Nathan, citando a Fulton Sheen van a ser sacerdotes: “No para sí mismos, deben ser para los demás y por tanto para servir, amar y glorificar a Dios en los demás”.
De nuestros diáconos, dos son mexicanos y el tercero norteamericano. Dos de 30 años y uno de 38, el P. Cerrilla. Y sobre cómo conocieron el Regnum Christi o a los legionarios de Cristo nos encontramos con tres historias diferentes: el P. Edgar entró en el centro vocacional tras conocer a un legionario en su ciudad; el P. Nathan, después de cursar el High School; y el P. Cerrilla descubrió la llamada más tarde que sus otros dos compañeros, y de hecho tras una juventud bastante animada en la que además de estudiar en la Universidad Anáhuac y en la Francisco de Vitoria, tuvo tiempo para ser campeón mundial juvenil del pádel sub18, llegar a la final sub20 y luego jugar como profesional hasta su entrada en el seminario.
Nos cuenta el P. Cerrilla que, en aquella época de estudiante, “no practicaba mi fe ni tenía relación con los legionarios”. Pero algo cambió cuando fue a unas misiones en 2004 y poco después se incorporó al Regnum Christi: “Desde el inicio me impactó el testimonio y ambiente de caridad de los miembros de la sección: eso me atrajo y me hizo querer ser miembro de 2º grado”. “Un año después -continua- me invitaron a ser colaborador como por octava vez, y volví a decir que no”, pero al final aceptó y “a mitad del año de colab, ya con 26 años, escuché por primera vez el llamado, nunca antes lo había ni pensado. Entré unos meses después y desde el inicio me he sentido realizado, como un pez en el agua, he constatado cómo Dios me preparó sin darme cuenta desde siempre para estar aquí y servirle a Él y los demás como legionario”.
También ha salido el tema de las emociones… estamos en vísperas de Semana Santa y a unas tres semanas del gran día.
El P. Nathan Wayne nos comparte que “estoy muy emocionado por recibir este gran don del sacerdocio, pero al mismo tiempo siento mi pequeñez más que nunca”, y se pregunta: “¿Quién soy yo para recibir el sacerdocio de Cristo, pecador que soy?”.
El P. Francisco Javier comenta que es algo tan grande que “se nos escapa de la mente, del corazón y de la imaginación. Luego, cuando parece que va a empezar todo ese cúmulo de emociones llega un chico de bachillerato: ‘Padre, podemos hablar’, o te acuerdas de que tienes que hablar con la pareja que casas en dos meses…”. El padre maneja una palabra clave, “desgastarse”: “Esta ha sido siempre mi motivación para entregarle mi vida a Dios: el llevarle a los demás no sólo una alegría, sino la verdadera felicidad que sólo se encuentra en Jesucristo”.
El P. Edgar también habla de los sentimientos: “Es un momento de mucha emoción y de asimilación personal del cumplimiento de la promesa de Dios desde el momento del llamado: ‘Venid y veréis…, os haré pescadores de hombres…, os daré el ciento por uno en esta vida y la vida eterna…’. Es el final de un período en mi vida que da paso al inicio de una nueva vida configurada ontológicamente con la de Cristo y, por tanto, es el verdadero inicio a la vida en Cristo en servicio a los demás”, concluye.
En próximas semanas iremos desgranando más temas de esta conversación que hemos mantenido con los tres diáconos, no obstante, tienes más información en: