Álvaro comenzó con su decisión de abandonar el negocio familiar de fontanería: “Yo no rendía lo que podía rendir. Pensaba que algo estaba mal conmigo, esto afectaba mi autoestima”, cuenta.
Al no haber terminado los estudios, acudió a Altius y comenzó a formarse a través de un Curso de Hostelería que tuvo su fruto en un contrato temporal y en el aprendizaje que recibió, por ejemplo, en inteligencia emocional y autoconocimiento.
“Nos enseñaron técnicas y ejercicios para descubrir nuestras competencias y el tipo de trabajo que va mejor con nuestra persona. Si me hubieran enseñado eso antes yo quizás no hubiese tenido fracaso escolar”, explica.
Hoy, además, el camino de Álvaro le ha llevado a ser voluntario en Juventud y Familia Misionera y trabajar más activamente con Altius.