- Fotogalería de la renovación de los votos temporales de Joana
- Fotogalería de la renovación de los votos temporales de Paz Torres
Hemos querido preguntarle sobre la renovación de este ‘sí’ a Dios y qué ha supuesto en su vida, y nos ha explicado que ha sido un ‘sí’ “especialmente consciente de que ha sido precedido por muchos otros y está llamado a ser sucedido por muchos más”.
Es una opción libre por el que amamos
Para ella, este ‘sí’ necesita ser dicho y vivido cada día: “Al fin y al cabo, así funciona el amor: se construye, renueva y fortalece cada día, con una opción siempre libre y siempre nueva por el que amamos”. Por otro lado, ha sido “un regalo muy grande” renovarlo delante del Señor, de la Iglesia y del Regnum Christi. “Todos juntos celebramos la Fidelidad del Señor: en ella descansamos, a ella nos podemos confiar, y por ella celebramos con gozo este día”, comenta.
Según describe, espera que la nueva etapa que comienza sea un tiempo de aprender a amar. “Amar al que el Señor me ponga delante, a amar más y mejor. Amar con su corazón. También amar como pueda cada día, sin esperar un amor perfecto para poder empezar, sino reconociendo que lo único que Él me pide es el amor que Le pueda dar en el hoy de cada día, y que Él hará lo demás en mí: en mí, a través de mí y a pesar de mí”, comenta. También está ilusionada por el don que supone “estar ahí” para la gente, en su apostolado “sirviendo y compartiendo ese amor tan grande recibido del Señor, esa alegría de vivir con Él, y también el poder ser testigo de un poquito de la obra que Él hará en tantos corazones”.
“¡Se me ha adelantado el Cielo!”
Para describir cómo ha cambiado su vida espiritual hasta ahora, ha utilizado la cita del Evangelio (Mc 4, 26-27): “El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo”. Estos últimos años han sido para ella un tiempo de caminar con el Señor, disfrutando del camino, sin preguntarse ni preguntarle mucho “el por qué de cada paso sino simplemente gozando de estar con Él, de la belleza del camino, de cada paso y de que nos acompañemos mutuamente”. No se trata de “querer llegar a algún lado, de avanzar o de ir de prisa”. “Todo lo que quiero, todo lo que necesito, lo tengo hoy, ahora: Él conmigo. Como que de repente me doy cuenta de que… ¡Se me ha adelantado el Cielo!”, concluye.